Cinco tradiciones culturales latinoamericanas, en la que se incluyen las tradiciones de los pueblos indígenas y afrovenezolanos de América Latina, fueron declaradas como Patrimonios Inmateriales de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La decisión fue adoptada el martes 14 de diciembre por la UNESCO en su decimosexta reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
En la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad figuran ahora las tradiciones culturales de Perú, Ecuador, Bolivia, Panamá y Venezuela.
Perú: La cerámica Awajún
En el caso de Perú, la UNESCO reconoce como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad “los valores, conocimientos, tradiciones y prácticas del pueblo Awajún, del norte de Perú, relacionados con la alfarería” que son considerados como prácticas armoniosas con la naturaleza y el rescate y la transmisión de conocimientos de generación en generación.
La cerámica Awajún, como muchas de las prácticas culturales de los pueblos amazónicos, se caracteriza por su permanencia en el tiempo. Su proceso de producción se desarrolla en tres fases, primero, los elementos del bosque se recolectan; luego se transforman en vasijas por el modelado y la cocción; finalmente se caracteriza a las vasijas con diseños que expresan su utilidad y les dan sentido y belleza.
Esta práctica, que actualmente cuenta con una producción abundante y en boga, es considerada una práctica milenaria, que ha permitido el empoderamiento de las mujeres Awajún, que cuidan y siembran las plantas que utilizan para hacer y decorar sus macetas.
Ecuador: “El pasillo”
El pasillo es un tipo de música y danza que surgió en Ecuador en el siglo XIX, durante las guerras de independencia de América del Sur. Es una fusión de elementos de la música indígena, como el yaraví, con una compleja variedad de géneros musicales como el vals, el minueto y el bolero español.
El pasillo, que significa “paso pequeño”, es bailado en pasos cortos por una pareja. Es una práctica dinámica y en constante evolución que puede ser interpretada por solistas, dúos, tríos y conjuntos.
Entre los ecuatorianos, el pasillo es considerado un marcador de identidad y un símbolo de su conexión con la patria y, con el tiempo, se ha convertido en una forma de expresión colectiva.
Bolivia: La fiesta grande de Tarija
La fiesta grande de Tarija es una práctica ancestral y cultural, reconocida y practicada de generación en generación, en la ciudad de Tarija, en el sureste de Bolivia. Celebrada todos los años en agosto y septiembre, incluye procesiones devocionales, festivales de música, concursos y fuegos artificiales dedicados a San Roque.
Durante la fiesta, que tiene su origen en la época colonial, las procesiones recorren las principales calles de Tarija, visitando la catedral y los templos e iglesias, con los creyentes mostrando su devoción a través de bailes, música y oraciones.
La fiesta grande de Bolivia se caracteriza por la artesanía regional, los platos tradicionales y la ausencia de bebidas alcohólicas.
Venezuela: Las festividades de San Juan Bautista
Entre las celebraciones culturales que son consideradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad también figura las festividades en honor a San Juan Bautista en Venezuela, cuyas prácticas y conocimientos se originaron en el siglo XVIII en comunidades afrovenezolanas asociadas con antiguas haciendas coloniales.
Para los seguidores, llamados Sanjuaneros, la celebración es un símbolo de resistencia cultural y libertad, y un medio para recordar a sus ancestros esclavizados.
En muchas comunidades, las festividades comienzan a principios de mayo. Se caracterizan por gozosos tambores, bailes, narraciones y cantos y procesiones con una estatua de San Juan Bautista. Cada comunidad tiene su propia forma de bailar y cantar.
Panamá: Danzas y expresiones asociadas a la Fiesta del Corpus Christi
La fiesta del Corpus Christi es una fiesta religiosa en Panamá que celebra el cuerpo y la sangre de Cristo. El festival combina la tradición católica con prácticas y festividades populares y se caracteriza por el teatro, la música, los bailes burlescos y coloridos disfraces y máscaras.
Un día antes del festival, una representación teatral y musical representa la batalla entre el bien (San Miguel Arcángel) y el mal (el gran diablo y su legión) en la lucha por el alma humana. Luego, los participantes bailan en una procesión que sigue a un sacerdote que lleva la custodia, un receptáculo de metal en el que se expone la Hostia.
Los conocimientos y habilidades relacionados con el festival se transmiten a través de la participación en el festival y la participación de los jóvenes en grupos de danza, equipos de fabricación de máscaras y equipos de alfombras de aserrín.