“Además de resistir, proponemos; además de exigir nuestros derechos, dialogamos”. Esta es la estrategia que aplican hoy los Pueblos Indígenas de Iberoamérica, destacó la presidenta del FILAC.
La XV Asamblea General del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) se inauguró esta mañana en la ciudad de La Paz, con una w’ajta en la Plaza Murillo y un acto protocolar celebrado en la casa de gobierno de Bolivia, país anfitrión.
El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Arce, y Myrna Cunningham, presidenta del Consejo Directivo del FILAC, ofrecieron los discursos principales en la ceremonia, que precedió a la instalación de la asamblea, en el hall de la Vicepresidencia.
Cunningham, quien estuvo al frente del organismo en el periodo 2017-2021, destacó que si bien un periodo de gobernanza termina y la institucionalidad del FILAC sigue. Durante su exposición, la presidenta llamó a los presentes a mirar hacia el futuro y a encarar al menos una decena de retos urgentes que hacen al bienestar de los Pueblos Indígenas.
Entre estos, citó la extracción inclemente de recursos naturales, “muchas veces sobre nuestros territorios”; la contaminación, “que pinta un horizonte muy complejo hacia adelante”; la discriminación y el racismo, “que siguen incrementándose”; la pandemia “que no nos deja y que parece ha venido para quedarse”.
A estos agregó la revolución tecnológica, que “nuevamente nos muestra las desigualdades”, la diversidad biológica, el cambio climático, la apropiación de la propiedad intelectual colectiva de los Pueblos Indígenas; el derecho a la salud y la educación intercultural y la exigencia de los Pueblos Indígenas de un nuevo contrato social.
EL FILAC, organismo internacional que promueve el autodesarrollo con identidad de los Pueblos Indígenas y el goce efectivo de sus derechos individuales y colectivos, cumplirá en breve 29 años de actividad y en estas casi tres décadas de trabajo se convirtió en un escenario de diálogo entre indígenas, Estados y agencias del sistema de las Naciones Unidas, organismos internacionales y cooperantes.
La fortaleza indígena es “su capacidad de resiliencia” ante las crisis de distinta naturaleza y los eventos climáticos, dijo Cunningham, quien hizo hincapié en la nueva tónica de las relaciones establecidas por los pueblos originarios de la región. “Además de resistir, proponemos; además de exigir nuestros derechos, dialogamos”.
Entre los logros de su gestión, la Presidenta destacó la obtención del estatus de Observador Permanente de la Asamblea General de Naciones Unidas; la aprobación del Plan de Acción de Iberoamérica para la Implementación de los Derechos de los Pueblos Indígenas, el posicionamiento de las voces indígenas en diferentes espacios globales, su rol respecto a la declaración del Decenio de las Lenguas Indígenas 2022 -2024 de Naciones Unidas, entre otros.
En este camino, el FILAC tuvo el acompañamiento de gobiernos de los países miembros, aunque en particular Cunningham agradeció al de Bolivia.
La presidenta también destacó que este Fondo iberoamericano dejó de ser un consumidor de reportes y estadísticas elaboradas por otros organismos internacionales y pasó a producir información y a generar conocimiento a través del Observatorio Regional de Derechos de los Pueblos Indígenas (ORDPI) de América Latina y el Caribe.