El Informe Regional Pueblos Indígenas y vacunas contra Covid-19 revela que la efectiva vacunación de las comunidades indígenas no está asegurada, aún en el deseable escenario de mayor amplitud y democratización del acceso a las vacunas, donde éstas sean consideradas como un bien público más que una mercancía.
Este cuarto informe elaborado por el Observatorio Regional de Pueblos Indígenas, una iniciativa del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) junto con la Plataforma Indígena Regional frente a la COVID-19 “Por la Vida y los Pueblos” y el Foro Indígena de Abya Yala también muestra que lamentablemente ha habido muy pocos avances para contar con información desagregada, no solo sobre personas contagiadas o fallecidas por COVID-19 sino también sobre el registro de personas indígenas vacunadas.
“En términos generales, los estados continúan sin tener información desagregada sobre el impacto de la COVID-19 sobre los Pueblos Indígenas y el acceso a la vacunación para personas, comunidades y Pueblos Indígenas. Pasado largamente el año de inicio de la pandemia y a pesar de los múltiples llamados en este sentido, la situación no ha cambiado demasiado. Ante la apertura del proceso de vacunación, la falta de datos no ayuda en absoluto a diseñar y ejecutar estrategias adecuadas para las comunidades indígena”, señala el informe.
Solo en algunos países (por ejemplo, en Bolivia, Brasil, Colombia, Guatemala, México, Panamá, Paraguay y Perú) se ha contemplado a los Pueblos indígenas y a algunos sectores particulares como médicos tradicionales o comadronas entre la población prioritaria para recibir las vacunas. En cuanto a datos desagregados sobre personas indígenas vacunadas, en Brasil, se reportó al 27 de abril de 2021 un total de 563.737 miembros de Pueblos Indígenas han sido vacunados, 314.737 con la primera dosis y 249.190 con las dos dosis. En los demás países de la región no existen datos oficiales al respecto.
Dificultades de acceso a vacunas para las comunidades indígenas
Las organizaciones indígenas de la región han planteado de manera reiterada y en distintos foros las múltiples dificultades que detectan en este proceso de vacunación contra la COVID-19, entre ellas la falta de participación o al menos de coordinación entre autoridades estatales y los Pueblos Indígenas. Tampoco se cuentan con estrategias ni campañas masivas e interculturales que permitan a las comunidades indígenas contar con adecuada información sobre los diversos aspectos relacionados con las vacunas. Al contrario, se conocen muchas acciones de desinformación o de obstaculización al acceso de las vacunas.
Debe considerarse, además, que los debates globales sobre las vacunas, su seguridad y eficacia, sus eventuales impactos negativos, muchas veces marcados por intereses de tipo comercial o geopolíticos más que científicos, ha generado más desconfianza que certezas. Al mismo tiempo, son múltiples los casos reportados por organizaciones indígenas y otras fuentes sobre campañas contrarias a las vacunas que formalmente llaman a evitar la inoculación por diversas causas que en general no tienen sustento serio.
De igual manera, son excepcionales los ejemplos que pueden encontrarse donde los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas como los de participación y consulta han sido considerados e implementados en relación con las campañas de vacunación. Pareciera que se olvidó que, ha sido el ejercicio de esos derechos colectivos lo que ha permitido que el virus no se propague más, ni afecte a más personas, favoreciendo no solo a los indígenas sino a toda la población del continente.
Estrategia de inmunización Intercultural
En este informe desde el FILAC se plantea ir hacia un modelo diferencial al actual, respecto a la vacunación, al cual ha denominado Estrategia de inmunización Intercultural. La inmunización no comienza con la inoculación de una vacuna. Las pautas alimenticias, las formas de vida, el tratamiento de enfermedades previas, entre otros asuntos, forman parte del elenco de acciones y comportamientos que ayudan a prepararnos mejor ante una enfermedad o un virus.
No se trata solo de la vacunación. La estrategia de inmunización intercultural va mucho más allá porque aún en el mejor de los escenarios futuros, la aplicación de las vacunas no resolverá en forma total los desafíos que impone el virus. El informe resalta que, la velocidad de vacunación no es la ideal por diversos motivos, por lo cual, necesariamente deben mantenerse y en su caso profundizarse otras acciones de protección.
El informe recomienda que al momento de diseñarse e implementarse campañas de vacunación, deben considerar los siguientes aspectos: Las instituciones de salud de los Estados y organismos internacionales, deben incluir programas y estrategias específicas para los Pueblos indígenas, se requieren estrategias y campañas de vacunación con pertinencia cultural, que contemplen y respeten, desde los idiomas locales hasta las dimensiones de salud propias de los pueblos y comunidades. Sin ello, es altamente probable que se fracase en la masificación de las vacunas; se debe incorporar a las autoridades, organizaciones y liderazgos indígenas en el diseño e implementación de las estrategias y campañas de vacunación, además se debe considerar la autonomía territorial y las características de vida de los Pueblos indígenas.
Ver el Informe: