Un sábado de septiembre, durante un viaje por el Reino Unido en plena campaña para la defensa de la selva amazónica, Olimpio Guajajara se enteró del asesinato de su pariente Janildo Oliveira Guajajara, en Brasil. En una de las pausas de su trabajo junto a la organización de Derechos Humanos Survival International, Guajajara había querido ir a ver “las piedras antiguas” de Inglaterra: “Cuando volvimos de visitar el conjunto megalítico de Stonehenge (Wiltshire), supimos que Janildo había resultado emboscado y muerto a tiros”, explica Sarah Shenker, investigadora para la protección de las tierras de los pueblos indígenas no contactados de Survival.
“Ellos no sabían quién era responsable de los drones ni el motivo por el que les sobrevolaban”, pero, “acostumbrados a tener su selva invadida”, intuyeron que esas cámaras voladoras “podían tener que ver con el robo de sus terrenos”, argumenta Shenker. Además, “ven que el Gobierno no hace nada para salvaguardar las tierras, a pesar de que cada día padecen la intromisión de comandos armados que les amenazan”, agrega esta investigadora militante que pasa buena parte del año viviendo en Brasil y organiza desde allí campañas de apoyo a esos pueblos de América Latina.