Era una niña indígena con los horizontes limitados por su entorno adverso, condenada a la pobreza y al silencio en la sierra de Oaxaca, pero sus sueños ignoraron el destino que le había tocado y decidió salir de su tierra para cambiar la historia de su vida.
En Sinaloa logró graduarse como Doctora en Ciencias del Derecho y convertirse no sólo en investigadora académica sino en una apasionada luchadora por la justicia social y los derechos humanos de las mujeres y las niñas indígenas.
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