Los 10 °C de una madrugada en Bogotá en julio calan el doble en el Parque Nacional Enrique Olaya Herrera.
Desde los cerros orientales de la capital colombiana desciende un aire gélido que convierte a este emblemático y céntrico remanso natural en una micronevera.
Lo normal es que a estas horas la mayoría de capitalinos duerman cobijados en sus casas y no se expongan a estas condiciones, pero aquí hace tiempo que todo dejó de ser normal.
Fuente/BBC/MásInformacionAqui