COLOMBIA, Oct 25 (FILAC) – En el marco del taller “Mujeres Indígenas de Abya Yala: Guardianas y Defensoras de la Biodiversidad”, se llevó a cabo un homenaje a Rosalba Jiménez, líder indígena del Pueblo Sikuani y defensora incansable de los derechos de los Pueblos Indígenas en la región de la Orinoquía y en toda Colombia. Su dedicación al servicio la llevó a destacarse como asesora e investigadora intercultural en diversas organizaciones, dejando una huella imborrable en su país.
Rosalba Jiménez demostró su amor y compromiso por su comunidad a lo largo de su vida. Fue candidata en tres ocasiones a cargos de elección popular en el departamento del Vichada, aspirando a la Cámara de Representantes en 2018 y 2022, y a la Gobernación en 2015.
Su amiga y compañera Clemencia Herrera, del pueblo huitoto del Amazonas, recordó su legado y su fortaleza: “Conocí a Rosalba hace 35 años en la ONIC. Fue una guía en educación propia y nos enseñó mucho en diferentes espacios. Madre de tres hijos, su trabajo y sus enseñanzas permanecen con nosotros. Juntas, en 1998, fuimos parte de la dirección de la ONIC, luchando por espacios que no eran fáciles en un entorno de machismo y resistencia. La lucha fue dura, el machismo estaba presente, pero muchas de nuestras autoridades nos eligieron para ocupar esos espacios”, enfatizó Herrera.
Hoy en día, bajo la responsabilidad de Clemencia en la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), estan impulsando la primera universidad nacional indígena en Colombia. “Lo hacemos en honor a las palabras de Rosalba: ‘Los que quedan, reciban mi palabra, hagan que resuene’. Ya hemos ganado elementos fundamentales en la Constitución Política de Colombia”, afirmó Herrera, haciendo hincapié en que aún siguen caminando en su legado, ya que ella dejó muchas huellas positivas.
Su hija, Elizabet Apolinar, también conocida como Majalu, destacó las acciones de su madre: “Mi madre falleció a los 68 años, pero su liderazgo comenzó desde muy joven. Desde los 15 años inició el proceso de resistencia y fue una de las sobrevivientes de la masacre de Las Jarabillas. A partir de ahí, su tío le dijo que debía aprender español porque habría más masacres y ella tenía que defender a su comunidad”.
El gobierno intentó convertir la Selva Matabé en un parque nacional indígena, una figura que en realidad no existía y significaba la pérdida de autonomía como resguardo, Rosalba se alzó en defensa de este territorio e inició un arduo proceso de negociación con la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana (OPIAC). Gracias a su conocimiento del español, así como del conocimiento occidental y propio, identificó el engaño y lo confrontó, afirmando “Un parque indígena no es una figura real”. Después de mucho esfuerzo, logró que se consolidara un único resguardo de 1.800.000 hectáreas, uno de los más grandes de Colombia.
La hija de Rosalba destacó sus numerosas luchas, entre las que sobresalió el tema de la lingüística y el poder de la palabra. Para ella, todo debía discutirse desde la palabra, ya que era la base de la sabiduría y la resistencia. Decía: “Estudia, porque nosotros no venimos de la costilla del hombre, como dice la Iglesia Católica. En nuestra ley de origen venimos del árbol, de la Madre Tierra, no de una costilla”.
Durante este acto, la primera vicepresidenta del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de America Latina y el Caribe (FILAC), Myrna Cunningham, resaltó que este es un momento para recordar a todas las hermanas que dieron sus vidas y permitieron construir el camino que hoy recorren.
“Esto también es un proceso de sanación. Recordar su lucha y aceptar con humildad que caminamos por los caminos que ellas abrieron forma parte de esa sanación, y honrarlas con flores es también un acto de sanar”, señaló Cunningham.
Las mujeres indígenas participantes del taller organizado por FILAC y el Fondo Pawanka, colocaron el nombre de una hermana o varias hermanas en el árbol de la vida junto a una flor en memoria de todas las mujeres que hicieron posible que hoy mujeres indígenas de todo el mundo puedan defender su identidad, cultura y territorios.