COLOMBIA, Nov 04 (FILAC) – En Bogotá, la capital de Colombia tuvo lugar un evento de gran importancia: la primera Feria Nacional de Jóvenes Indígenas. Este espacio se convirtió en el punto de reunión para mostrar y promover emprendimientos y expresiones artísticas de la juventud indígena, fomentando la fortaleza de sus economías, así como sus tradiciones y saberes antiguos en todo el país.
A lo largo de tres días, se presentaron 30 proyectos liderados por jóvenes indígenas, que mostraron una amplia variedad de productos que reflejan su diversidad cultural y talento.
Desde bebidas tradicionales como vino, chicha y licores, hasta remedios ancestrales como cremas, ungüentos y plantas medicinales, los visitantes pudieron adentrarse en un universo de conocimientos y tradiciones.
Además, se ofrecieron paseos turísticos que permitieron explorar los paisajes y costumbres indígenas, así como artesanías como collares, blusas, sandalias, sombreros, y trabajos en madera y tejidos. También se destacaron expresiones artísticas como el dibujo, la pintura, la danza, el teatro y la música, que no solo enriquecieron el evento, sino que también compartieron historias de resistencia y resiliencia.
La iniciativa “Tejiendo Saberes Culturales desde las Economías e Iniciativas Propias de los Jóvenes Indígenas – Feria Nacional de Jóvenes Indígenas de Colombia”, fue implementada por la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) en 27 de los 32 departamentos del país, donde se identificaron 58 organizaciones indígenas territoriales y sus respectivas comunidades, afiliadas a la ONIC.
Gracias al acompañamiento y asesoría brindados por las filiales territoriales de la ONIC, cada una con su propia estructura organizativa, se logró promover la participación y abordar temas relevantes para las juventudes indígenas a nivel regional y nacional.
Esta iniciativa logró fortalecer y capacitar a los jóvenes indígenas en temas como el valor simbólico de sus productos, el valor del tiempo y trabajo invertido en su elaboración, lo que les permitirá mejorar la calidad de sus emprendimientos e iniciativas artísticas a corto y largo plazo.
Situación de los pueblos y juventudes indígenas
Según datos del último Censo Nacional de Población y Vivienda llevado a cabo en 2018 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), la cantidad de personas que se identifican como indígenas en Colombia asciende a 1.905.617, lo que equivale a aproximadamente el 4.4% de la población total del país.
De este grupo, el Informe de Juventudes Indígenas “Telares de Vida” revela que el 29% se identifica como perteneciente a alguna etnia y tiene entre 14 y 28 años. La importante proporción de jóvenes en la población indígena destaca su papel crucial en los sistemas socioculturales, ya que son fundamentales en la transmisión de conocimientos y en la dinamización de la vida comunitaria, según lo establecido en el Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES).
Las juventudes indígenas en sus territorios enfrentan condiciones de vulnerabilidad que limitan su desarrollo y el mejoramiento de su calidad de vida, tanto a nivel individual como familiar. Están expuestos a un alto riesgo de ser reclutados por grupos armados ilegales, siendo ellos las principales víctimas de este conflicto armado. En algunos casos, han tomado medidas desesperadas como el suicidio para evitar ser reclutados.
En un período comprendido entre enero de 2017 y abril de 2024, al menos 817 niños y adolescentes indígenas de la comunidad Nasa han sido obligados a unirse a las filas del conflicto armado, así lo ha informado la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN).
En Colombia, según los últimos reportes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE 2020), cada año mueren 2.363 personas por suicidio, de las cuales el 44% son niños, niñas, adolescentes y jóvenes de entre 5 y 29 años. Las tasas de suicidio más elevadas se presentan en zonas con una gran presencia de población indígena, especialmente en los departamentos de Amazonas, Vaupés y Guainía, con índices de 14,1, 9,4 y 6,1 por cada 100.000 habitantes, respectivamente.
Principales retos y dificultades de la feria
La Primera Feria Nacional de Juventudes se convirtió en un evento pionero que congregó a jóvenes de diversos Pueblos Indígenas y Amazónicos de Colombia, estableciendo un espacio inigualable para la visibilización y el intercambio cultural.
Sin embargo, detrás de la celebración de este encuentro, se presentan importantes retos que reflejan las complejidades de la realidad de las juventudes indígenas en el país. Franklin Harley Narváez, coordinador de la Macro Amazonía de ONIC, hizo énfasis en el desafío logístico de trasladar a los jóvenes desde regiones como la Amazonía con semanas de anticipación.
“Llevar a cabo esta feria fue un desafío a nivel nacional, donde nos reunimos como Pueblos Indígenas desde distintos rincones de Colombia. Un ejemplo muy evidente es el tema de la Amazonía, donde un joven que debía participar en la semana tenía que salir un mes antes debido al transporte; además, muchos de ellos vivieron su primera experiencia en un entorno urbano”, dijo.
Este contexto refleja la necesidad de fortalecer la visibilidad de los Pueblos Indígenas y continuar promoviendo espacios como este, que fomenten su diversidad cultural y sus iniciativas emprendedoras. “Nos sentamos a ‘mambar’ (consumir hoja de coca) con los jóvenes, y a partir de ese diálogo surgieron propuestas. Una de ellas es que no queremos que este proceso se detenga y que haya más ferias en el futuro”, afirmó.
Narváez también reconoció las dificultades en términos de presupuesto, pero resaltó la importancia de seguir adelante con este proceso. “Los emprendimientos presentados no son simples esfuerzos momentáneos, son proyectos que han crecido con el apoyo de sus familias y comunidades. Estos emprendimientos han sido una fuente de satisfacción y esperanza para muchos jóvenes, especialmente en territorios donde no siempre se tiene acceso a la educación superior”, señaló.
“Nosotros no somos el futuro, somos el presente, y a través de estas acciones fortalecemos nuestro empoderamiento para poder recibir el relevo generacional en un futuro y seguir avanzando”, añadió Narváez.
Un esfuerzo colaborativo entre varias organizaciones
La Feria Nacional de Jóvenes Indígenas fue resultado del esfuerzo colectivo de varias organizaciones, incluyendo el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), tal como comentó Carolina Ruiz.
La feria reunió a jóvenes de 30 de los 32 departamentos de Colombia, lo que implicó enfrentar altos costos y un considerable desafío técnico y logístico. A pesar de estos desafíos, el evento fue extremadamente exitoso, no solo por la visibilidad que otorgó a los jóvenes indígenas, sino también por la creación de alianzas y conexiones para fortalecer sus iniciativas emprendedoras.
Carolina Ruiz enfatizó que la organización de la feria representó un gran reto en términos técnicos y logísticos. Se debió cumplir con las solicitudes de los jóvenes desde sus propios territorios y adaptar las metodologías de formación a las necesidades de cada emprendimiento, considerando que algunos estaban más avanzados que otros.
Diana Erida, complementó lo mencionado por Carolina, destacando la importancia del espacio donde se llevó a cabo la Feria Nacional de Jóvenes Indígenas: la Plaza de la Perseverancia, un lugar clave en el corazón histórico de Bogotá.
Al ser un evento abierto al público, permitió a los jóvenes mostrar y vender sus productos a personas de todo el país y del extranjero. Además de los productos tangibles, algunos jóvenes presentaron ideas de proyectos innovadores, como una joven enfocada en la reforestación, quien logró valiosos contactos.
Diana resaltó la riqueza cultural de los 115 pueblos indígenas en Colombia y cómo la feria sirvió para empoderar a las juventudes indígenas dándoles valor a sus productos y a su identidad. Asimismo, subrayó la importancia de la colaboración entre diversas instituciones para hacer posible este evento y expresó el deseo de contar con apoyo continuo para fortalecer a las Juventudes Indígenas en el futuro.
Fortaleciendo y rescatando los conocimientos ancestrales
Según Loreyni Beatriz Moreno Rodríguez, Coordinadora Nacional de Juventudes ONIC y responsable de este emprendimiento, el trabajo en iniciativas propias ha abordado aspectos económicos, sociales, culturales y espirituales de manera exitosa.
“Es nuestra firme convicción fortalecer no solamente la economía familiar, sino también nuestra cultura y nuestras tradiciones, siguiendo el camino trazado por nuestros antepasados”, señaló Loreyni.
Loreyni destaca el rol crucial de las juventudes y de los mayores en este proceso. El conocimiento aportado por cada uno de los jóvenes desde las bases se debe al trabajo arduo, al espíritu y a la dedicación que nos han brindado las autoridades, mayores y padres de familia.
Destaca también la presencia del sabio indígena Abadio Green en las capacitaciones, quien ha guiado a los jóvenes en la búsqueda del significado y la importancia del arte del tejido. Es fundamental reconocer el valor cultural que poseen y lo que pueden aportar al mundo occidental. Las artesanías cuentan historias y representan un valor cultural que se debe proteger.
La importancia del liderazgo y el relevo generacional en el marco de esta iniciativa también es enfatizada por Loreyni. Se les ha brindado el espacio para desarrollar habilidades de liderazgo, promover el relevo generacional, fortalecer los procesos organizativos y participar en la toma de decisiones y la política, lo cual nos permite alzar nuestras voces desde los territorios.
Loreyni afirma que el objetivo es seguir fortaleciendo espacios como este y buscar colaboración con otras instituciones, no solo a nivel nacional, sino también regional, para apoyar iniciativas similares.
“Estamos comprometidos a seguir trabajando incansablemente. Somos un equipo que ha hecho incidencia en nuestros territorios en pos de la participación juvenil y, gracias a nuestro esfuerzo, hemos demostrado nuestras ganas de avanzar, siguiendo el camino de nuestros ancestros y fortaleciéndonos como pueblos indígenas”, asegura Loreyni.
Preservando la herencia económica, cultural y ambiental
Germán Guancha, colaborador clave en la implementación de esta iniciativa, destaca que se promueve una economía basada en el emprendimiento artesanal, con el objetivo no solo de generar ingresos, sino también de preservar el rico patrimonio cultural de las comunidades indígenas de la región.
La propuesta ofrece a las juventudes la oportunidad de adquirir conocimientos en ventas, mercadeo y adaptación al mercado, ya que muchas de sus actividades las realizan a través de la experiencia práctica.
“La mayoría de nuestros jóvenes trabajan con los conocimientos heredados de nuestros mayores, dando continuidad a ese legado y a las habilidades culturales que siguen dando frutos”, afirma Guancha.
Además de desarrollar habilidades empresariales, la iniciativa fortalece la conexión de las juventudes indígenas con sus raíces, contribuyendo al desarrollo de sus comunidades. Por ejemplo, Guancha menciona que esta iniciativa ha sido reconocida como proyecto insignia, resaltando la importancia de proteger el territorio y promover el emprendimiento ambiental.
“Este proyecto no solo busca el enriquecimiento económico, sino también beneficios culturales y ambientales. La protección del medio ambiente es fundamental y algunos jóvenes de otros territorios están buscando replicar esta iniciativa”, continúa. Guancha concluye destacando el apoyo de las organizaciones indígenas y las autoridades locales en la implementación de esta iniciativa.
Visibilidad y fortalecimiento de los emprendimientos
Es fundamental fortalecer el emprendimiento indígena como una forma de mostrar su arte, cultura y liderazgo juvenil, y evitar que los jóvenes tomen caminos que desestabilicen sus comunidades. Este proceso debe ser apoyado continuamente ya que no solo aporta a la economía local, sino que también preserva el patrimonio cultural.
German Guancha, quien está involucrado en la implementación de esta iniciativa, agrega que muchos emprendimientos enfrentan desafíos logísticos y falta de autonomía. Por ello, es fundamental crear más espacios de capacitación y fortalecimiento, así como brindar recursos para impulsar estos proyectos.
También abogó por que la feria se convierta en un evento anual con mayor apoyo financiero y técnico, y por qué los emprendedores reciban certificaciones que reconozcan sus esfuerzos. Estos esfuerzos son fundamentales para mantener viva la cultura indígena.
Loreyni expresa la esperanza de que esta feria no sea la única y que haya muchas más en el futuro. La Juventud Indígena de Colombia enfatiza la importancia de que FILAC continúe brindando oportunidades para conectar y fortalecer las capacidades de los jóvenes indígenas, particularmente en lo que respecta a las economías autosostenibles.
Frandy Yabimay, asesora de jóvenes de comunidades indígenas de la Orinoquia, quien también participó de este proceso, reconoce el impacto positivo de la capacitación en estos territorios.
“No se trata solo de fortalecer emprendimientos, sino también de mejorarlos y agregarles valor. Esta feria fue la culminación de ese proceso y el fortalecimiento de esas iniciativas. Es importante destacar que la capacitación no solo impacta en los emprendimientos, sino que también fomenta la responsabilidad y la rendición de cuentas en los jóvenes”, dijo Yabimay.
Socialización y directorio de emprendimientos
La realización de la Feria Nacional de Jóvenes Indígenas no solo brindó un espacio para destacar productos e iniciativas, sino que también jugó un papel fundamental en el fortalecimiento de la comunicación y la generación de conexiones a nivel nacional e internacional.
Frank enfatizó la importancia de la socialización en la feria, al mencionar que desde la región de Orinoquía se utilizaron redes sociales, como un grupo en Facebook, para transmitir el evento en vivo.
“Esta iniciativa no solo inspiró a otros jóvenes a participar en futuras ferias, sino que también despertó el interés de turistas extranjeros en los productos exhibidos, lo que generó algunas anécdotas, como la dificultad de comunicarse con visitantes asiáticos”, declaró.
A pesar de enfrentar desafíos logísticos, como la confiscación de productos como la chicha en el aeropuerto, se lograron cumplir las expectativas y fortalecer los emprendimientos.
En cuanto al directorio de emprendimientos, se elaboró e imprimió una guía tipo cartilla, con los datos más importantes y relevantes de los jóvenes emprendedores para facilitar su contacto. Además, se distribuyó entre el público presente en la feria.
Carolina Ruiz resaltó la creación de un directorio de emprendimientos durante la primera Feria Nacional de Jóvenes Indígenas, en formato digital y físico. Este directorio incluye logotipos, contactos y descripciones de los emprendimientos, lo que ha facilitado su promoción y participación en otros espacios.
“Gracias a este recurso, varios jóvenes emprendedores han podido asistir a eventos organizados por instituciones como el Ministerio de Agricultura, donde han presentado sus productos y artesanías”, aseguró Carolina.
Esta iniciativa cuenta con el respaldo del Fondo Kolom Noo’ooj y el programa de Juventudes Indígenas del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), financiado por el Fondo Pawanka y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).