Fuente: ONU Mujeres
Dalí Ángel, mujer zapoteca de Oaxaca, México, es hoy la coordinadora del Programa Emblemático de Mujer y Juventud Indígena en la Secretaría Técnica del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), organismo intergubernamental de carácter paritario con sede en la ciudad de La Paz, Bolivia. Es fundadora de la Red de Jóvenes Indígenas de América Latina y el Caribe y fue coordinadora de la Comisión de Juventud y Niñez Indígena en Mujeres Indígenas por CIARENA en Oaxaca, México, asimismo, fue presidenta del Caucus Global de Jóvenes Indígenas, reconocido por la ONU. Además, cofundó el Foro Global de Jóvenes Indígenas sobre Sistemas Alimentarios con la FAO en Roma y es representante alterna para América Latina y el Caribe en el grupo Mayor de Pueblos Indígenas y Desarrollo Sostenible para la Agenda 2030. También coordina la Red de Conocimiento Indígena y Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe, impulsada por la ONU. Es ex-fellow del Programa de Becas de la OACNUDH y recibió el Premio Nacional de la Juventud en 2012 en Derechos Humanos, otorgado por el presidente de México.
Fecha: Viernes 6 de septiembre de 2024
La Recomendación General 39 proporciona pautas y recomendaciones para la formulación de políticas y acciones que promueven la igualdad. ¿En qué radica su importancia sobre los derechos de las mujeres y niñas indígenas?
Creo que es muy importante. En primer lugar, porque contó con la participación de organizaciones de mujeres, tanto indígenas como no indígenas, y ha sido un documento que ha formado parte de un proceso colectivo de luchas y de reivindicaciones de mujeres indígenas. Algo que hemos aprendido de nuestras hermanas mayores de los pueblos indígenas es que nada se nos ha regalado. Todo ha sido un esfuerzo, una lucha constante y una lucha colectiva. Por eso, la recomendación general 39 para nosotras, las mujeres indígenas, es muy importante, porque ha sido un logro articulado con las organizaciones de mujeres indígenas, el movimiento feminista, las agencias de Naciones Unidas, como ONU Mujeres, y también los Estados que son sensibles al tema de derechos de los pueblos indígenas.
¿Cuál crees que es la estrategia para avanzar de la igualdad formal a la igualdad sustantiva, en cuanto a los derechos de las mujeres y niñas indígenas?
Cuando se aprobó la recomendación general 39 de la CEDAW, algo que nos dijeron las organizaciones de mujeres indígenas con las que trabajamos es que no muchas conocían qué era la recomendación general 39. Se hablaba mucho de ella, pero no llegaba a las comunidades indígenas, no llegaba a las organizaciones de mujeres indígenas que trabajaban a nivel territorial. Entonces, un primer desafío al que nos enfrentamos fue dar a conocer la recomendación general 39, también desde un lenguaje amigable, que se acerque a las mujeres indígenas que trabajan a nivel local y comunitario.
Por otro lado, también algo que nos decían y nos dicen las organizaciones de mujeres indígenas con las que coordinamos y trabajamos es que no quieren un documento más. Nos decían: “No queremos un documento más que diga que tenemos derechos cuando no se implementa y cuando no se aplica.” Entonces dijimos: “Claro, eso es algo importante.” No podemos tener un documento que hable de los derechos de las mujeres indígenas, que reconozca los derechos de las mujeres indígenas, pero que no haya un compromiso por parte de los tomadores de decisiones.
¿Qué hicieron entonces?
Promover diálogos entre Estados, organismos internacionales y las mujeres indígenas. ¿Para qué? Para que conozcan y se apropien de la recomendación general 39. No solo es apropiarse de ella, implicar que revisen la legislación de cada país y evalúen qué avanzan y qué responden a esta recomendación general 39. Tal vez es necesario que se adecúen algunas legislaciones en materia de derechos de las mujeres y derechos de las mujeres y niñas indígenas. Por otro lado, con esas legislaciones, también es importante revisar los programas de género y de los derechos de las mujeres y las niñas indígenas.
¿Qué tanto esos programas están respondiendo a las realidades de las mujeres y las niñas indígenas?
Yo diría ¿qué presupuestos hay destinados a eso? Porque si contamos con programas que no tienen presupuestos específicos, muchas veces no se pueden implementar. Y algo muy importante es la consulta previa, libre e informada. Todo lo que se haga en relación con los derechos de las mujeres y de las niñas indígenas siempre debe ser en consulta con ellas, a nivel comunitario, a nivel nacional y a nivel regional.
Por lo tanto, el diálogo y la interlocución en igualdad de condiciones entre las mujeres indígenas y los tomadores de decisiones es muy importante. Esto permitirá que pasemos de esa igualdad formal a la igualdad sustantiva. Así es, porque muchas veces se adoptan tratados, se adoptan convenios, pero no logran implementarse y hay una gran brecha entre lo que dice un convenio y su implementación a nivel territorial y comunitario.
¿Qué papel juega el mecanismo de monitoreo en este proceso?
Es muy importante, y es algo que nosotras estamos fomentando desde el Fondo, el mecanismo de monitoreo paritario de la recomendación general 39. ¿Qué nos permitirá este mecanismo de monitoreo? La primera fase ha sido la identificación de indicadores específicos que estamos trabajando con la CEPAL, pero también articulado con organizaciones de mujeres indígenas que nos dan sus recomendaciones. Indicadores que nos permitan medir, por ejemplo, la participación política, el acceso a la tierra y el territorio, pero no solo desde un enfoque de propiedad privada, sino de un enfoque colectivo. ¿Cómo ven las mujeres indígenas la participación política? ¿Cómo la viven a nivel comunitario? Hablamos del acceso a la tierra y el territorio, pero no desde un enfoque de propiedad privada, sino de un enfoque colectivo. ¿Cómo tenemos indicadores y cómo podemos construir indicadores que nos permitan medir esa implementación? Eso es algo que hemos trabajado nosotras con la CEPAL. El siguiente paso es cómo vamos a medirlos, cómo vamos a trabajarlos y para eso necesitamos el apoyo de las organizaciones indígenas, pero también de los tomadores de decisiones.
El Comité refiere que los casos de violencia contra mujeres y niñas son alarmantes, en el caso de la Región o en el país, ¿cuáles son los principales obstáculos para vivir una vida libre de violencia?
Un gran problema que fomenta la violencia hacia las mujeres indígenas y que no permite que disminuya de manera rápida es la existencia del racismo y la discriminación en la sociedad. Todavía se sigue viendo a las mujeres indígenas como las analfabetas, las que no saben, las que visten su traje y representan un retroceso en la sociedad. Todavía no se reconocen al 100% los aportes que dan las mujeres indígenas en la protección del territorio, en la protección de la biodiversidad, en la transmisión de las lenguas indígenas y los conocimientos y saberes ancestrales a las nuevas generaciones. Se tienen que ver y respetar los aportes de las mujeres indígenas en todos estos aspectos. Mientras no se logre esto y sigamos teniendo una sociedad que piensa que las mujeres indígenas no están al mismo nivel que la sociedad en general, o que los saberes y los conocimientos de los pueblos indígenas están por debajo de los conocimientos occidentales, la violencia va a seguir y se va a seguir perpetuando.
Por otro lado, la corrupción en las instancias de toma de decisiones y en las instancias de impartición de justicia, donde las mujeres van y presentan sus quejas, va a seguir retrocediendo. Hemos conocido en algunas comunidades indígenas de algunos países donde trabajamos, hemos dialogado con las mujeres indígenas y muchas de ellas expresan su preocupación por la impartición de justicia, la corrupción, y por otro lado, en la región, también el tema del crimen organizado. El crimen organizado que está entrando a territorios indígenas, está fomentando una mayor violencia, y sobre todo violencia sexual hacia las niñas y adolescentes indígenas, solo hablando de la región de América Latina.
Las mujeres y niñas indígenas se enfrentan a múltiples obstáculos interrelacionados para lograr una participación efectiva, significativa y real ¿cuáles son estos obstáculos?
Bueno, yo creo que algo muy importante que dicen las mujeres indígenas es: “Nada de nosotras sin nosotras.” Nosotras debemos estar en los espacios de toma de decisión. Para que nosotras estemos en esos espacios, es muy importante el fortalecimiento de capacidades. Necesitamos conocer, adquirir herramientas, conocer los convenios internacionales, los tratados internacionales, la legislación existente, saber qué derechos tenemos y cómo exigirlos. Eso es muy importante. Pero ese fortalecimiento de capacidades tiene que ser con el reconocimiento de los saberes propios de las mujeres. No veamos a las mujeres indígenas como un recipiente vacío que hay que llenar con información. Partamos del reconocimiento de estos saberes ancestrales y milenarios que tienen las mujeres indígenas y de qué manera podemos complementar estos conocimientos. A eso le llamamos diálogo de saberes: el saber propio de mi cultura y de mi pueblo, con el saber propio de otros espacios u otras visiones.
Eso no quiere decir que idealizamos a los pueblos indígenas. Existe dentro de los pueblos indígenas violencia, existe machismo dentro de los pueblos indígenas, pero la cultura no es estática, la cultura es cambiante, y las propias mujeres indígenas nos hemos dado cuenta de que hay acciones, que hay elementos que tenemos que ir cambiando, que tenemos que ir transformando. Pero eso nos compete a las propias mujeres indígenas. Por eso es muy importante que se reconozca que las mujeres indígenas tenemos nuestras propias capacidades también.
Por otro lado, se tiene que fomentar la participación de las mujeres indígenas en espacios de incidencia. Nosotras hablamos de espacios de incidencia en igualdad de condiciones. ¿Por qué? Porque no se tiene que mencionar que es una participación plena y efectiva cuando llevan a las mujeres indígenas a espacios regionales e internacionales, como una cuota, o empiezan a folclorizarlas, a que vistan su traje y que hablen en su lengua, pero no les preguntan qué opinan, no les preguntan cuál es su posición, no les preguntan cómo podrían incidir en esos espacios de toma de decisión. Necesitamos fomentar y asegurar la participación plena y efectiva, y sobre todo, en igualdad de condiciones. Ahí es cuando nosotras podremos ser tomadoras de decisiones, cuando logremos ese empoderamiento real.
Por último, ¿hay algo más que quiera añadir?
Las mujeres indígenas han estado a la vanguardia en la lucha por los derechos, pero todavía se sigue reproduciendo un discurso y un pensamiento racista y colonial. Eso no permite un empoderamiento real de las mujeres indígenas. Entonces, lo que pedimos es que también haya un cambio de actitudes y de pensamiento desde las organizaciones feministas, desde los movimientos feministas, porque necesitamos construir juntas. Pero en ese proceso de construcción, tienen que reconocerse las capacidades y la agencia de las mujeres indígenas.