Berdegué detalló que en América Latina y el Caribe 58 millones de personas pertenecen a los pueblos indígenas y 3,5 millones a los grupos tribales, mayormente afrodescendientes, de los cuales 10 millones habitan en áreas forestales.
Esos territorios representan –ilustró- el 20 por ciento del área de la región y de estos entre 320 y 380 millones de hectáreas corresponden a bosques.
El alto funcionario advirtió que ese estudio se basa en los criterios de la comunidad científica mundial, que demuestran el papel fundamental de esas poblaciones en el combate a la deforestación, la conservación de las áreas forestales y la biodiversidad, y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para ello, el voluminoso informe sintetiza los resultados de más de 300 estudios, los cuales concluyen que las zonas forestales habitadas por pueblos indígenas y tribales han sido mejor conservadas que otros con similares características.
Esto se explica por factores culturales y la experiencia secular de esas comunidades para el manejo de esos recursos y su aprovechamiento velando por su protección.
Pero destaca que esas zonas están sometidas a fuertes presiones por las actividades extractivas, explotaciones no sostenibles y cultivos ilícitos.
Entre sus propuestas plantea que proteger y garantizar su tenencia por los pueblos indígenas y tribales puede reducir la deforestación, la pérdida de biodiversidad y las emisiones de C02, pero se necesita más inversión para abordar las crecientes amenazas.
En ese sentido llama a apoyar el manejo forestal indígena, rescatar esas culturas y conocimientos ancestrales, reforzar la organización de esas comunidades y en especial brindar atención a las mujeres y jóvenes.
Punto esencial, señaló Berdegué, es mejorar la seguridad de los territorios indígenas, proteger los derechos de esas poblaciones, que no han sido debidamente reconocidos en numerosos países.
El informe asegura que ello es una forma eficiente y rentable de reducir las emisiones de carbono cuando el cambio climático es uno de los grandes problemas que enfrenta el planeta, y subraya que la deforestación en América Latina y el Caribe es mucho más baja donde los gobiernos han reconocido los derechos territoriales de sus pobladores.