NICARAGUA, Oct 9, (FILAC) – En las costas del Caribe Norte de Nicaragua, las juventudes indígenas miskitus y mayagnas están desarrollando un futuro prometedor a partir de los conocimientos transmitidos por sus antepasados. Mediante el uso de materiales como la madera de caoba, fragmentos de coco y coral, más de 20 jóvenes están reviviendo y revitalizando las técnicas tradicionales de sus comunidades para crear nuevas y auténticas artesanías impregnadas de historia y tradición.
Este esfuerzo, liderado por las juventudes indígenas, forma parte de la iniciativa “Fortalecimiento económico y rescate de saberes ancestrales a través de la elaboración de artesanías dirigido a jóvenes indígenas del Caribe Norte de Nicaragua”. Su objetivo es recuperar las prácticas ancestrales y fomentar la esperanza y la resiliencia en una región que enfrenta importantes desafíos para fortalecer su economía y mejorar la calidad de vida.
La iniciativa implementada por la Fundación Esperanza y Vida Nueva, forma parte del Fondo Kolom Noo’ooj y de la estrategia del programa de Juventudes Indígenas del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), y cuenta con el importante apoyo de la Fundación Pawanka y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Reviviendo y rescatando la artesanía local
Virginia Tathum Massias, líder de esta iniciativa, recuerda que la última vez que vio un esfuerzo similar en la región fue hace doce años, cuando un centro cultural promovía el rescate de la artesanía local.
Sin embargo, ese centro cerró y con él pareció desaparecer la posibilidad de un resurgimiento artístico en la región. Con alegría, Tathum celebra que, después de más de una década, ahora estén participando en este Fondo Concurso y logrando resultados importantes.
“Es realmente maravilloso y gratificante ver los resultados de este proyecto, porque para ser honesta, después de tantos años, no creía que este momento llegaría”, dijo Virginia.
Al observar a los jóvenes indígenas aprendiendo con entusiasmo técnicas de artesanías de coco, coral y pintura, Virginia expresa su esperanza: “Esto es solo el comienzo, porque les estamos inculcando el deseo de aprender y preservar las tradiciones”, afirmó.
En términos geográficos, la costa caribe de Nicaragua está conformada por las Regiones Autónomas de Costa Caribe Norte y Sur, junto con el departamento de Río San Juan. Estas regiones ocupan el 47% del territorio nacional y albergan alrededor del 13% de la población total del país.
La Costa Caribe se distingue por su carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe debido a la presencia de comunidades miskitu, creoles, garífunas, sumu/mayangna (twahka, panamhka, ulwa), rama y mestizos.
Sin embargo, a pesar de su gran potencial en recursos naturales y su aporte significativo a la biodiversidad y riqueza cultural de Nicaragua, la Costa Caribe también se enfrenta a las mayores brechas de pobreza en el país.
La difícil situación económica, la inseguridad y la escasez de empleos dignos en la ciudad de Bilwi causan inestabilidad dentro de las familias en estas comunidades. Como resultado, muchos jóvenes indígenas se ven obligados a emigrar fuera del país en busca de mejores oportunidades, poniendo en riesgo su identidad cultural.
Aprendiendo de los sabios y sabias artesanas
En el marco de esta iniciativa, cuyo objetivo principal es fortalecer la identidad cultural de las juventudes, se llevaron a cabo reuniones con expertos artesanos para impartir sus conocimientos a las juventudes indígenas participantes sobre la importancia de la artesanía en la cosmovisión y en la cultura miskitu y mayangna.
El rescate de las técnicas ancestrales es uno de los pilares fundamentales de este proyecto. Sin embargo, aún son pocos los artesanos mayores que poseen los secretos del trabajo con materiales naturales, como el coco y la madera de caoba.
“Tengo conocimiento de tres o cuatro artesanos de la tercera edad que siguen realizando estas técnicas, pero no hay jóvenes que los acompañen. No hay ni uno solo que esté dispuesto a continuar con este legado”, asegura Virginia, quien creció rodeada de una familia experta en la elaboración de artesanías.
La meta es que las nuevas generaciones aprendan y preserven estas técnicas, garantizando así la continuidad de la cultura indígena del Caribe nicaragüense para las generaciones futuras.
Experiencias de aprendizaje de artesanías
Las juventudes indígenas del Caribe Norte de Nicaragua están aprovechando la oportunidad de recuperar los conocimientos sobre artesanías tradicionales y están involucrados en un proceso de aprendizaje que está revitalizando su conexión con la cultura de sus ancestros. Calmor Masias, uno de los jóvenes participantes en esta iniciativa, expresó: “La experiencia en pintura fue excelente. Aprendí muchas cosas que desconocía y me encantó. El ambiente fue muy agradable; me enseñaron a crear colores y a profundizar en mis dibujos”.
Hilario, otro joven que forma parte de esta iniciativa, agregó: “La artesanía fue una gran fuente de inspiración. Aunque el tiempo fue limitado, pudimos crear pulseras, cadenas de Carey y chapas de coral. Nos gustaría tener más tiempo para experimentar con materiales como el Carey y el coco, ya que también se pueden hacer anillos y otras cosas”.
La elaboración de artesanías requiere de paciencia y meticulosidad. En primer lugar, se recolecta el coco, se corta, se pela y se lija hasta obtener una superficie lisa. Luego, se dibujan diseños de animales marinos, como gaviotas y delfines, para después recortarlos, lijarlos y pulirlos.
Judith Venlitz, una escultora, compartió su proceso de trabajo: “Yo trabajo principalmente con madera de caoba. Usamos esta madera para hacer barcos, peces y aves. Pintamos directamente sobre la madera, la cortamos, la lijamos y la barnizamos”.
Judith enfatizó la importancia de la participación de las mujeres en el proyecto: “Estoy muy agradecida por la oportunidad que me han dado de aprender. Creo que las mujeres podemos hacer muchas cosas, pero a menudo no nos tienen en cuenta”.
Oportunidades en el mercado
Según el informe “Telares de vida” elaborado por la Red de Jóvenes Indígenas de América Latina y el Caribe, es evidente que las personas indígenas enfrentan una serie de desafíos en el ámbito laboral. De hecho, tienen menos oportunidades de conseguir empleos de calidad y presentan una probabilidad un 31,5% mayor de trabajar en la economía informal en comparación con los individuos no indígenas. Esta brecha de informalidad es la más significativa entre todas las regiones.
Además, el salario de las personas indígenas con empleo remunerado se sitúa en un 31% por debajo del de las personas no indígenas, lo que representa la mayor disparidad salarial en el mundo.
En particular, las mujeres indígenas dependen desproporcionadamente de un empleo informal, ya que más del 85% de ellas solo puede conseguir trabajo en este sector. De hecho, se estima que el 7% de las mujeres indígenas vive con menos de 1,90 dólares americanos al día, lo que evidencia la extrema desigualdad que enfrentan en términos de ingresos. Por lo tanto, es crucial tomar medidas concretas para abordar esta situación y promover la igualdad de oportunidades en el mercado laboral para las personas indígenas.
Según Virginia, es importante mencionar que los jóvenes han sido activos en ferias y actividades locales organizadas por el Ministerio de Economía Familiar. Adicionalmente, se encuentran en el proceso de confeccionar un catálogo que permita promocionar las artesanías a través de las redes sociales.
Además, se están explorando diferentes oportunidades para que los jóvenes puedan participar en intercambios culturales en El Salvador y, de esta manera, exponer y comercializar sus productos artesanales.