La violencia contra las mujeres indígenas es una manifestación grave de discriminación y desigualdad que vulnera sus derechos fundamentales. A pesar de los avances en el reconocimiento de los derechos humanos a nivel internacional, las mujeres indígenas continúan enfrentando múltiples formas de violencia, tanto física como estructural, que afectan su bienestar, su dignidad y su participación plena en la vida social, política y económica.
El programa emblemático Mujeres Indígenas de América Latina y el Caribe (MILAC), impulsa el primer sistema de monitoreo a la Recomendación N. 39 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), dirigida a los Estados Parte, y resalta la necesidad urgente de adoptar medidas efectivas para erradicar la violencia de género que afecta a las mujeres indígenas. En este sentido, la Recomendación N. 39 insta a los Estados a:
- Asegurar el acceso de las mujeres indígenas a la justicia, garantizando que sus denuncias sean tomadas en serio y procesadas sin discriminación. Esto incluye la capacitación de jueces, fiscales y personal de seguridad en la problemática específica que enfrentan las mujeres indígenas.
- Reconocer y abordar las formas específicas de violencia que sufren las mujeres indígenas, tales como la violencia en el ámbito familiar, la violencia sexual, la trata de personas y la violencia relacionada con la militarización de los territorios indígenas. Es fundamental tener en cuenta la cosmovisión indígena y las particularidades culturales para ofrecer una protección más efectiva.
- Promover políticas públicas inclusivas que reconozcan la diversidad cultural y lingüística de las mujeres indígenas, garantizando que sus voces sean escuchadas en la toma de decisiones políticas que les afectan.
- Fortalecer la participación de las mujeres indígenas en los procesos de toma de decisiones, tanto en el ámbito comunitario como a nivel nacional e internacional, con el fin de que sus necesidades y derechos sean atendidos de manera integral.
- Combatir la discriminación interseccional, que afecta de manera particular a las mujeres indígenas, quienes son doblemente vulnerables, por su género y por su pertenencia a comunidades marginadas.
El llamado es claro: es necesario que los Estados adopten medidas con enfoque culturalmente pertinente, que respeten los derechos humanos de las mujeres indígenas y que actúen de manera concreta para erradicar todas las formas de violencia que enfrentan. La violencia contra las mujeres indígenas no es solo un problema de género, sino una cuestión de justicia social, y su eliminación debe ser una prioridad global.
Cada paso hacia la erradicación de la violencia contra las mujeres indígenas es un paso hacia una sociedad más justa, inclusiva y respetuosa de la diversidad. Todos debemos ser parte de este cambio.
Desde el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), continuaremos trabajando para impulsar políticas públicas que protejan la vida de las mujeres indígenas de Abya Yala.