La debida diligencia no es un tema de cumplir las normas, sino que es querer hacer las cosas bien, dijo hoy el secretario Técnico del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), Gabriel Muyuy, durante su intervención en el panel Implementación de la Debida Diligencia Empresarial en materia de Derechos Humanos: Una Ruta hacia la Rendición de Cuentas, realizada en el marco de la VII Foro Regional de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos para América Latina y El Caribe.
La debida diligencia está definida como un proceso continuo de gestión que permite a las empresas identificar, prevenir, mitigar y responder de las consecuencias negativas sobre los derechos humanos directamente relacionadas con operaciones, productos o servicios prestados por sus relaciones comerciales, incluso cuando no hayan contribuido a generarlos.
“Querer hacer las cosas bien, no es cumplir al pie de la letra las normas. Las normas no son todos los derechos; las normas son los instrumentos que ayudan a comprender los derechos, pero a veces la normas son contrarias a los derechos, sobre todo en esos temas que convoca este Foro Regional”, dijo.
“Creo que el problema no son las normas, normas son lo que tenemos; en los últimos 60 años a nivel mundial y a nivel de la región, en particular en materia indígena y étnica, hemos avanzado en el reconocimiento sustancial de normas; pero de ahí a comparar con la realidad de los pueblos indígenas en particular de América Latina, por su puesto que hay una gran brecha, hay una situación crítica de vulneración, incluso hay pueblos indígenas en alto riesgo de desaparición física y cultural”, asevero.
Añadió que querer hacer bien las cosas es respetar los derechos, especialmente de los pueblos indígenas, y promover el diálogo y concertación entre pueblos, gobiernos y el sector empresarial, que haya un sentido comunitario, social y cultural en lo que se tiene que hacer.
Muyuy afirmó que los Pueblos Indígenas no son pobres, toda vez que el 80% de la biodiversidad, es decir de los recursos naturales, está en sus manos. Explicó que, según un estudio publicado por el FILAC junto a la FAO sobre los pueblos tribales y la gobernanza de los bosques, el 20% de América Latina es territorio indígena y allí están los recursos más importantes para el desarrollo económico.
“Nosotros los indígenas estamos de acuerdo con un tipo de desarrollo; con lo que no estamos de acuerdo es con un modelo de desarrollo que acabe con la dignidad, la integridad de la gente de los pueblos, con eso no estamos de acuerdo; y en este trabajo, estamos día a día desde el FILAC, poniendo en diálogo a los pueblos indignas”, agregó.
Enfatizó en que se tiene que cambiar la forma de relacionarnos, “Eso no se arregla con normas, hay que sentarnos —como dicen en Colombia entre autoridad – autoridad, — no con el funcionario de funciones sociales para entendernos. Si queremos hablar de negocios, tenemos que hablar entre autoridades, esa es la debida diligencia” .
El panel contó además con la participación de Caroline Brodeur, asesora de Negocios y Derechos Humanos del Departamento del Sector Privado OXFAM; Tayná Leite, gerente de Derechos Humanos y Género del Pacto Global Brasil; Juan Pablo Scharffer, gerente de Asuntos Corporativos de Cobun; y Juan José Bockel, subsecretario General de la Defensoria del Pueblos de la Nacion Argentina.