VENEZUELA, Jul 18, (FILAC) – En el corazón de la Amazonía venezolana, donde la selva guarda secretos ancestrales y los ríos cuentan historias milenarias, las comunidades indígenas del pueblo Autana y Atures están liderando un cambio trascendental en su historia. Cansados de ser meros espectadores en un turismo que nunca ha comprendido ni respetado sus valores, estas comunidades han decidido tomar el control de esta industria.
Durante años, han sido testigos de cómo extranjeros han llegado y explotado sus tierras y cultura sin consideración alguna por sus costumbres y derechos. Ahora, respaldados por la Organización de Mujeres Indígenas de Amazonas (OMIDA) y con la colaboración activa de las mujeres de seis comunidades, han marcado un momento histórico al elaborar un Plan de Identificación de la Vocación Turística en los municipios de Autana y Atures. Este plan es un paso firme hacia la protección de su territorio y el respeto a su cultura.
El desarrollo de este plan, elaborado a través de un proceso integral de planificación estratégica y participación, sirve como una poderosa herramienta para impulsar la economía indígena y promover el desarrollo sostenible, así como la preservación de la Amazonía venezolana.
“Esta iniciativa les permite a las comunidades, desde su propia cosmovisión, desarrollar una opción económica basada en el turismo. Mi formación en turismo, siendo indígena, siempre ha tenido un enfoque centrado en que las comunidades sean las protagonistas en la prestación de servicios. Esta perspectiva es fundamental para asegurar que el turismo beneficie a nuestras comunidades, respetando y valorando nuestra cultura y nuestro entorno”, señaló Yensy Franco, responsable de la iniciativa.
La implementación de esta iniciativa está a cargo de OMIDA, y forma parte del Curso “Fortalecimiento de capacidades para la Defensa Territorial y Gestión Ambiental Sostenible para Jóvenes Indígenas de la Amazonía”, desarrollado por el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), en colaboración con Conservación Internacional (CI), el gobierno de Francia, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).
La iniciativa de turismo ha brindado beneficios a un total de 185 personas, incluyendo a mujeres, líderes y lideresas, artesanos, productores, jóvenes indígenas y emprendedores pertenecientes a los Pueblos Indígenas Jivi y Uwottojja de seis comunidades en los municipios Atures y Autana del estado Amazonas, Venezuela. Estas comunidades han sido privilegiadas con la oportunidad de aprovechar al máximo este programa turístico, el cual les ha permitido mejorar sus vidas y fortalecer su desarrollo económico y social y ha contribuido significativamente al crecimiento de la región del Amazonas en Venezuela.
Potencial turístico de los Pueblos Indígenas en la Amazonía
La Amazonia venezolana, ubicada dentro de la vasta cuenca del Amazonas, alberga la vida biológica más abundante y diversa de la Tierra, con la asombrosa cifra de 40.000 especies de plantas. Sin embargo, se estima que sólo el 1% de estas especies han sido estudiadas y utilizadas en beneficio de la humanidad.
Además, esta región contiene un mínimo de 2.500 especies de peces, la mayor red de ríos, y representa entre el 18 y el 20% del agua dulce del mundo y el 10% de su almacenamiento de carbono, entre otros atributos destacables, según datos del 2018 del Fondo Mundial para la Naturaleza.
Más allá de su riqueza natural, el estado venezolano de Amazonas también es conocido por su inigualable diversidad cultural, con 20 comunidades indígenas, cada una con sus propias perspectivas cosmológicas únicas sobre la vida, la muerte y la trascendencia. Esto realmente convierte a la región en un crisol de culturas, todas existiendo en un vínculo armonioso de profundo respeto mutuo.
“Como Pueblos Indígenas tenemos muchos que compartir. Observamos cómo países como Brasil, Colombia, Bolivia y Ecuador tienen espacios donde los indígenas son los protagonistas; ¿por qué nosotros en Venezuela no podemos hacerlo de esa manera?”, expresó Yensi.
Empoderando a las comunidades con formación turística
La implementación de esta iniciativa es un hecho histórico, según afirmó Yensi. “Para nosotros, esta iniciativa tiene un valor trascendental ya que es la primera vez que se brinda formación turística directamente a estas comunidades. De los seis puntos que hemos visitado, cuatro ya ofrecen servicios turísticos, sin embargo, hasta ahora no contaban con una formación formal y se basaban únicamente en conocimientos empíricos adquiridos de otros prestadores de servicios”, afirmó.
Con esta iniciativa, buscan transformar esta situación y permitir que las comunidades desarrollen sus propios emprendimientos, donde puedan ofrecer y mostrar su cultura, compartir sus manifestaciones culturales y danzas, y obtener ingresos por ello. Esto implica no solo proteger el territorio, sino también dinamizar la economía local y preservar la identidad cultural a través de una cuidadosa planificación.
En el marco de esta iniciativa, se abordaron temas de gran importancia ya que marcaron un precedente significativo. Muchas personas expresaron su desconocimiento acerca de la verdadera naturaleza del turismo. Anteriormente, se tenía la percepción de que el turismo era algo negativo, visto como algo malo e incluso como una figura diabólica.
Esta visión fue predominante durante lo que se conoce como la “época dorada” del turismo, en la que muchos lugares sagrados fueron vulnerados y los derechos de las comunidades fueron vulnerados. La joven amazónica explicó que es necesario tener en cuenta estos aspectos en relación con el turismo.
“Hoy en día, estamos mostrando una forma diferente de hacer turismo, donde las comunidades establecen las normativas, toman decisiones y reciben formación para ofrecer servicios. Son ellos quienes deciden cuándo, qué y cómo se deben hacer las cosas, cambiado la perspectiva y el escenario inclusive dentro de organizaciones indígenas más escépticas”, asevera Yensy.
Es importante destacar que, reconocen que no tendrán un impacto global, sí será posible afirmar que han logrado transformar la realidad de las comunidades. El esfuerzo les ha permitido plantear una alternativa diferente, lo cual ha llevado a considerar incluso la apertura de la actividad turística en comunidades que antes ni siquiera se imaginaban esta posibilidad factible.
En la opinión de Yensi, el trabajo ha sido fundamental, ya que han motivado a diversas organizaciones indígenas a reflexionar sobre la viabilidad de ofrecer servicios turísticos en sus comunidades. Esto demuestra que, con una adecuada planificación y formación, es posible desarrollar esta actividad de manera exitosa.
La época dorada del turismo en Venezuela
La época de mayor esplendor del turismo en Venezuela se sitúa entre los años 1950 y 1970. Durante este período, la industria petrolera impulsó un crecimiento económico sin precedentes, lo que resultó en una expansión significativa de la infraestructura y una mayor influencia a nivel internacional. Estos factores fueron fundamentales en la modernización y desarrollo del sector hotelero venezolano.
Según una publicación especializada en hotelería en Venezuela, este fue un momento de gran auge para el turismo internacional en el país. La riqueza de sus recursos naturales y hermosos paisajes, combinados con la estabilidad económica y el desarrollo urbano, atrajeron a muchos visitantes extranjeros. Esto generó una demanda de alojamiento de alta calidad, lo que a su vez estimuló la construcción de hoteles que no solo ofrecían lujo y confort, sino que también se esforzaban por cumplir con los más altos estándares internacionales de hospitalidad y servicio.
En esta época se permitía una afluencia descontrolada de turistas extranjeros. “La referencia que se tenía es que los turistas eran malos porque no había ningún tipo de normativa que pudiera decir este sitio es sagrado, no te puedes tomar una foto acá, no te puedes llevar restos de mis ancestros porque esto no es un museo y no puedes hacer lo que quieras o en su defecto se pagaba mucho dinero”, señaló Yensi.
En ese entonces, ante la falta de un marco constitucional o legal específico para los pueblos y comunidades indígenas, se creó un vacío normativo considerable. Como resultado, surgieron organizaciones como la Organización Indígena Pueblo Uwottüja del Sipapo (OIPUS), en respuesta a la falta de regulaciones en la actividad turística.
En consecuencia, se inició la elaboración de regulaciones y normativas para normar el turismo en estas áreas. Sin embargo, a pesar de que estas regulaciones siguen en vigor, las comunidades aún enfrentan desafíos derivados de las consecuencias de aquel periodo de turismo no regulado.
Según Yensy, las comunidades todavía sufren las consecuencias de aquella época, algunas incluso permanecen completamente cerradas. Durante una visita a seis comunidades, pudieron notar el impacto significativo que tuvo la iniciativa. Durante el recorrido fluvial, las comunidades mostraron gran interés en conocer más sobre el turismo y explorar otras alternativas.
“Los resultados fueron positivos y creo firmemente que el boca a boca permitirá generar interés en otras comunidades, para saber de qué se trata todo esto y que es lo que nos han solicitado”, mencionó.
Más allá de cualquier discurso victimista, los Pueblos Indígenas están altamente capacitados y preparados. Es claro que poseen las herramientas necesarias y se esfuerzan por brindar servicios turísticos de calidad. Este fue objetivo principal en todo el proceso de capacitación.
Yensi asegura que la experiencia ha sido un gran logro por permitirle ver la evolución del turismo a lo largo de los años, y aún más satisfactorio es poder aportar nuevas ideas. Al adoptar esta perspectiva, no solo se beneficia a más personas, sino también protegen los territorios, reafirman la identidad y generan ingresos sostenibles, que es el enfoque principal a largo plazo.
Fortaleciendo la identidad indígena a través del turismo sostenible
Esta iniciativa abarca los municipios de Atures y Autana. En estos lugares, los operadores turísticos son predominantes, incluyendo algunos indígenas con registro mercantil. Sin embargo, es importante destacar que estos operadores son en su mayoría puramente comerciales.
A diferencia de Atures, en el municipio Autana existen algunos operadores que venden paquetes turísticos, pero no hay comunidades organizadas que ofrezcan servicios turísticos estructurados. En algunas comunidades, las viviendas tradicionales conocidas como churuatas, hechas de paja en forma cónica y de grandes dimensiones, eran utilizadas como alojamiento para los turistas. Sin embargo, en este modelo transaccional, no se fomentaba una verdadera conexión cultural ni se compartía la identidad de los indígenas.
Con el objetivo de mejorar esta situación, las comunidades están planeando replicar la exitosa experiencia del municipio de Atures, específicamente en el Campamento Petroglifos de Pintao. Allí, una familia se ha formado en turismo y ha brindado a visitantes experiencias únicas como caminatas en la selva, amaneceres impresionantes, avistamiento del nacimiento del “padre sol”, exploración de la flora y fauna, visitas a la chacra donde se muestran las diversas técnicas de cultivo tradicionales y se promueve la conexión con la energía de la madre tierra.
Según Yensi, esta experiencia ha sido muy valorada por los visitantes, ya que representa la esencia del ser indígena y puede ser implementada en todas las comunidades de manera similar. Muchas de estas comunidades ya han visto videos y desean compartir su propio “Conuco” (un término indígena utilizado para el lugar donde se cultivan alimentos), ofreciendo frutas cultivadas en la zona, enseñando su idioma y compartiendo su verdadera identidad indígena.
A través de sus habilidades, recursos naturales y manifestaciones culturales, pueden generar empleo y fortalecer la identidad indígena. Esto requiere la participación de todos, incluyendo a mujeres y hombres en roles como cocineros, guías, conductores, tejedores, artesanos y vendedores de chinchorros (hamacas tradicionales). Están seguros de que juntos pueden crear una red sólida para promover el crecimiento económico y fortalecer la identidad.
Caminos por descubrir
En el marco de esta iniciativa se ha diseñado una ruta interconectada que abarca dos ejes principales: el fluvial y el terrestre. Desde una perspectiva fluvial, se inició en Puerto Ayacucho, la capital del Estado Amazonas, que sirvió como campamento base para la implementación de diversas experiencias interconectadas. A lo largo de los seis municipios, el enfoque se centró en los ejes fluviales del Orinoco Medio y el eje de Sipapo dentro del municipio Autana.
En el eje de Sipapo, las comunidades participantes se conectaron entre sí, fortaleciendo la unión y solidaridad al compartir servicios y experiencias. Por ejemplo, en Isla de Ratón, las comunidades construyeron y unieron sus experiencias con visitas a lugares como Pendares y Raudal de Ceguera. Este proceso se reprodujo en Caño Grúa, donde las comunidades identificaron y promovieron sus atractivos mutuamente, generando un encadenamiento productivo basado en la solidaridad y el beneficio compartido entre diferentes comunidades.
Este enfoque no solo fortaleció la cooperación entre las comunidades, sino que también amplió el alcance de los beneficios económicos, asegurando que no solo una comunidad se beneficie del turismo, sino que varias puedan generar ingresos de manera sostenible. Por lo tanto, es vital continuar siguiendo esta ruta interconectada para promover un crecimiento económico sostenible y equitativo en la región.
Una comunidad que fomenta la participación
“Nosotros diferenciamos entre participar e involucrarse; participar implica hacer una tarea y luego terminar, mientras que el verdadero involucramiento se vivió desde el inicio de la convocatoria, desde la misma participación. Se establecieron mesas reflexivas donde no solo se llenaron los instrumentos, sino que se reflexionó sobre las preguntas planteadas”, menciona Yensy.
Se enfatizó que no todos los participantes expresaron completamente sus pensamientos, sin embargo, se inició un proceso de discusión entre diferentes grupos para llegar a conclusiones acerca de las debilidades, fortalezas y oportunidades. La cantidad de aportes e involucramiento fue significativa, ya que se tomó con gran seriedad la tarea de contribuir, construir y transformar, generando alternativas dentro de las comunidades involucradas.
Los ancianos, abuelas, sabios, líderes comunitarios, mujeres con sus hijos, hombres, todos participaron y se involucraron por completo en la creación del instrumento, tanto en el diseño de la ruta como en el diagnóstico.
Además, jugaron un papel activo en la sensibilización. Una de las estrategias clave utilizadas para maximizar la efectividad de la formación fue impartirla en su lengua materna.
Mientras explicaba el tema, un traductor aseguraba que la información fuera transmitida de manera efectiva, facilitando la participación en su propia lengua. Luego, traducían sus aportes, ya que la mayoría de las comunidades en las que trabajaron en Autana pertenecen al pueblo Uwottüja, mientras que Yensi es parte del pueblo Jivi.
“Lo más importante es que se sintieron libres de expresarse en su idioma nativo, lo que les permitió compartir sus inquietudes y sentimientos extensamente. Fue una oportunidad para que expresaran sus verdaderos pensamientos y emociones”, declaró Yensi.
En algunas comunidades, las mujeres desempeñaron un papel de liderazgo destacado, mientras que en otras su participación era más limitada. Sin embargo, en general, hubo una gran participación e involucramiento de mujeres como líderes, así como de jóvenes y ancianos. Este nivel de participación fue particularmente enriquecedor, ya que el tema era esperado y deseado por todos, lo que generó un diálogo profundo y enriquecedor.
Asimismo, se destaca el liderazgo de OMIDA en la implementación de esta iniciativa. “El liderazgo de OMIDA fue fundamental en este proceso, ya que ya tenía un camino previo que merece reconocimiento. Aunque ejecutamos este proyecto específico, OMIDA tenía una trayectoria establecida en el abordaje comunitario, tanto en estas comunidades como en otros proyectos similares, como en Caño Grúa. Este reconocimiento es especialmente significativo porque destaca el liderazgo de las mujeres indígenas dentro de las comunidades”, expreso Yensi.
Comunidades protagonistas del turismo
Una de las anécdotas más impactantes del proyecto fue la comprensión de las comunidades indígenas sobre el turismo y cómo ellos podían ser los protagonistas de esta industria. Al observar ejemplos de líderes indígenas en videos, se rompieron los prejuicios sobre el rubro. Fue verdaderamente transformador ver cómo se iluminaban al entender todo el proceso, desde la planificación hasta la gestión de servicios turísticos.
También fue revelador ayudarles en la construcción de estructuras de costos para sus servicios, ya que muchos no tenían conocimiento acerca de cómo valorar su trabajo. Este proceso fue fundamental para que las comunidades comprendieran la importancia de sus servicios y la necesidad de capacitarse continuamente en temas administrativos y contables.
Establecer una propuesta de turismo en Venezuela no es una tarea sencilla, especialmente en un contexto económico difícil y rodeado de desafíos mediáticos. Sin embargo, a pesar de las dificultades que el país enfrenta, tanto Venezuela como el Amazonas continúan abiertos al turismo.
Venezuela ha sido testigo de la llegada de numerosos turistas, incluyendo influencers y artistas, quienes han disfrutado de sus viajes con plena seguridad. Las comunidades están bien organizadas y preparadas para proyectarse como destinos turísticos, una oportunidad que se gesta desde las propias comunidades indígenas.
“Desafortunadamente, los medios de comunicación han tendido a enfocarse en lo negativo, en lugar de destacar los aspectos positivos y el trabajo realizado. A pesar de haber impartido formación y contar con la participación de 200 personas en lugar de la meta establecida de 150, el reconocimiento de este trabajo no ha sido visible en los medios”, señaló Yensi.
Es esencial cambiar esta narrativa para mostrar el potencial turístico de Venezuela y de las comunidades indígenas, resaltando su habilidad para ofrecer servicios de calidad y experiencias únicas en la Amazonia venezolana.
Las comunidades enfatizaron en la importancia de escuchar el llamado de la selva: las comunidades indígenas venezolanas están altamente capacitadas para brindar experiencias turísticas de calidad.
“La Amazonia venezolana tiene mucho que ofrecer, no solo por su belleza escénica, sino también por su significado sagrado. Aquí reside el árbol de la vida, junto con otros atractivos. En nuestra Amazonia, estamos orgullosos de ser el comienzo de todo y nos atrevemos a compartir la poderosa energía creadora que emana del río Orinoco y sus afluentes. Somos extremadamente ricos y prósperos en esta poderosa energía de la creación”, concluyó Yensi.