En Brasil, el territorio yanomami duplica la superficie de Suiza (más de 9,6 millones de hectáreas), mientras que en Venezuela ocupa la Reserva de la Biosfera Casiquiare-Alto Orinoco, de unos 8,2 millones de hectáreas. Juntas, estas dos zonas constituyen el mayor territorio forestal indígena del mundo. Allí vive la tribu indígena más numerosa de la Amazonía que no tuvo contacto con el mundo exterior hasta 1940 cuando el gobierno brasileño se adentró en la selva para demarcar la frontera con Venezuela. Después llegó la fiebre del oro y desde entonces las violaciones de los derechos de este pueblo originario no han parado. Hoy luchan por sobrevivir acechados por varias crisis. Las actividades de la minería ilegal han ido en aumento en los últimos cuarenta años lo que ha impactado de lleno en sus comunidades. No solo han contaminado el agua que antes era potable y los han condenado a pasar hambre por la devastación de la tierra, sino que les han contagiado con enfermedades muy difíciles de controlar sin la debida atención sanitaria.
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