La crisis climática está afectando especialmente a las mujeres rurales e indígenas, quienes dependen de la agricultura, pesca y recursos naturales para su sustento.
Los cambios en los patrones climáticos, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad dificultan su acceso a alimentos y recursos y aumentan la carga de sus responsabilidades tradicionales, como el cuidado del hogar y la recolección de agua.
Esta situación limita su tiempo y capacidad para participar en actividades educativas o económicas y, además, en muchas comunidades carecen de voz en la toma de decisiones sobre políticas climáticas.
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